Construcción de un buscador tipo telrad

Artículo publicado en el boletín "ESTELA", Nº 94, Enero-Febrero 2001. Rogamos se cite su procedencia en caso de reproducirlo total o parcialmente.
Javier García-Oliva Mascarós

Los buscadores del tipo TELRAD se están difundiendo con rapidez, aunque en el mercado español aún son minoritarios. Sus ventajas son su fácil e intuitiva utilización, puesto que ofrece una visión real y directa del cielo y no “boca abajo” y aumentada como el tradicional buscador. Esto los hace más rápidos y, probablemente, eficaces a la hora de “buscar”. Por supuesto, no todo son ventajas. El hecho de no aumentar la imagen, nos impide detectar con ellos objetos por debajo de la magnitud límite visual (aunque siempre se puede apuntar a una estrella cercana y realizar la aproximación al objeto ya con el propio telescopio). También tienden a empañarse con rapidez, con tiempo frío y húmedo.

Mi experiencia es que desde que instalé en el telescopio el “Telrad” que aquí describimos, no he vuelto a utilizar mi buscador 8x50.

El diseño que proponemos a continuación está inspirado en algunos otros que pueden encontrarse en la Web, pero con una serie de modificaciones para hacerlo más práctico y sencillo. Su realización está al alcance de cualquiera, puesto que no requiere especiales conocimientos ni habilidades, y el coste de los materiales necesarios no supera los 6 euros. Por su forma, se adapta especialmente bien a los telescopios newtonianos. 

Materiales necesarios:

Principios de funcionamiento:

El buscador basa su funcionamiento en la proyección sobre el cielo de un punto de color rojo, que coincide exactamente con el lugar al que apunta el telescopio.

En el presente diseño, la observación del cielo se realiza a través de un delgado cristal, situado con una inclinación de 45º con respecto a la visual, y sobre el cual se proyecta un punto luminoso generado por un LED. Para que el punto luminoso parezca proyectarse sobre el fondo, (sin que se desplace con respecto a las estrellas al mover la cabeza), es necesario que entre el LED y el ojo del observador exista una lente, que enfoque al infinito el punto luminoso. Esta disposición permite al observador contemplar el cielo a través del cristal (que no se percibe), y reflejado sobre el mismo el punto luminoso. La imagen que nuestro cerebro forma funde ambas en una sola, y veremos las estrellas y el punto rojo como situados en el infinito, y sin percibir paralaje entre las unas y el otro. (Fig.1).

Construcción:

El primer paso para la construcción es preparar la “cabeza” del buscador. Para ello utilizaremos una común T de PVC, de un diámetro de 50 mm (aunque puede valer también 40 mm) que habremos de seccio-nar en bisel de 45º, cortando justo por el centro de la misma (Fig.2).

El tubo horizontal de la T será nuestro visor. Una vez realizado el corte, deberemos fijar el cristal entre ambas partes, de tal manera que quede en el centro de la T (Fig. 3) y con una inclinación de 45º con respecto a nuestra visual.

Dependiendo del cristal que empleemos, se puede pegar con unas gotas de pegamento tipo “SuperGlue”, luego colocar la otra parte de la T encima, unirla con otras gotas de pegamento y asegurar el conjunto fijando los extremos con varias vueltas de cinta aislante (Fig. 4).

El cristal a emplear puede ser cualquiera, siempre que sea lo suficientemente delgado y sus superficies paralelas. Sirven muy bien los filtros fotográficos (tipo UV), o los “cubre” empleados en microscopia. No es necesario que el cristal abarque todo el interior de la T, es suficiente con una pequeña zona central (donde se proyectará el LED). Por lo tanto la forma del cristal puede ser redonda o rectangular.

Una vez preparado el cabezal del buscador, procederemos a construir el proyector de luz. Para ello necesitaremos un tubito de plástico, de los que vienen con los carretes fotográficos de 35 mm. En la tapa del tubito, por su parte interior fijaremos un pequeño LED rojo. Basta simplemente perforar dos pequeños agujeros e introducir en ellos las dos “patas” del LED. Este quedará suficientemente fijado. Por el otro lado de la tapa conectaremos a las “patas” los cables y una pila de 1,5 V, que alimentará el LED. Cuidado con las polaridades, pues si están cambiadas el LED no se enciende. Si queremos podemos añadirle un interruptor.

En el fondo del mismo tubito recortaremos un cuadradito de aproximadamente 0,8 x 0,8 cm. Encima pegaremos un pedazo de papel de aluminio de tamaño un poco mayor para que cubra el cuadradito completamente. En el centro de este papel de aluminio, tenemos que practicar un fino agujero, que será por donde salga la luz que constituirá nuestro “punto rojo”. (Fig. 5). Podemos emplear un alfiler, pinchando con cuidado el aluminio y girándolo un poco para conseguir un agujerito muy fino y regular. Es preferible primero conseguir hacer el agujerito correctamente (de tamaño adecuado y forma redondeada) y luego pegar el pedazo de papel de aluminio porque, casi seguro, que necesitaremos hacer varios intentos antes de conseguir un buen agujero, que debe ser tan fino como nos sea posible.

La siguiente operación consiste en colocar una lente convergente que focalice la luz roja proveniente del “proyector” que acabamos de construir. Nos vale casi cualquier tipo de lente convergente: una vieja lupa, el objetivo de unos viejos prismáticos, etc, incluso puede valer una de plástico que vienen con algunos juguetes (prismáticos, catalejos) para niños. Una vez tengamos nuestra lente, debemos averiguar su distancia focal. Para ello, lo más sencillo es encararla al sol y sobre el suelo formar su imagen. Cuando el sol es un punto bien definido, y del menor tamaño que podamos, entonces está enfocado y la distancia entre la lente y el suelo será su distancia focal. La distancia focal ideal para este diseño está entre los 10 y 20 cm.

Ahora debemos cortar un pedazo de tubo de PVC de 50 mm de una longitud aproximadamente de 5 a 7 cm mayor que la distancia focal de nuestra lente. (Fig. 6).

En un extremo de este tubo tenemos que ingeniárnosla para encajar la lente de manera firme y perfectamente perpendicular al tubo. Una vez conseguido, encajamos el tubo en el cabezal de la T. En el otro extremo del tubo irá nuestro “proyector” realizado a base del tubo de película. (Fig. 7).

También debemos encajarlo pero permitiendo su movimiento hacia arriba y hacia abajo para efectuar un correcto enfoque del punto. Con esto la construcción del Telrad está finalizada. Sólo nos falta proceder al ajuste del punto rojo. Para ello, y cuando sea de noche, conectamos la pila, o el interruptor si lo tenemos, y miramos a través de la T hacia el cielo. Movemos a continuación el tubito en el extremo del tubo hacia arriba y hacia abajo hasta conseguir el mejor enfoque del punto rojo. En este momento, no debe haber paralaje entre el punto y la estrella escogida de referencia. Podemos entonces proceder a fijar esta posición uniendo con cinta aislante el tubito con el tubo de PVC.

Por último hay que sujetar el “artefacto” al tubo del telescopio, de tal manera que se pueda ajustar su dirección de enfoque. Un procedimiento simple (puede haber muchos otros) es utilizar una abrazadera de PVC, de las que se utilizan para fijar las tuberías de este material a los paramentos. Consiste en una especie de C con un tornillo en su centro (Fig. 8).

El tubo de PVC se encaja entre los brazos de la C, que lo sujetan firmemente pero permitiendo que gire bajo presión. Si sustituimos el tornillo original de la C por otro con una palomilla, y este lo insertamos en la pared del telescopio, realizando una pequeña perforación, el aparato quedará sujeto al tubo, pero dotado de movimiento en los dos ejes que permitirán su perfecta alineación con el telescopio.