De vez en cuando surge una noticia de este tipo, que luego se desmiente, etc. Veamos por qué ocurre eso.
Los asteroides son pequeños cuerpos del Sistema Solar, desde unos cientos de metros hasta varios km. Todos ellos, como pequeños planetas que son, tienen su órbita bien definida según las leyes de la gravitación. No van por ahí como los autos de choque por la pista. Por eso, cada vez que se descubre uno (y se descubren bastantes cada año), hay que observarlo durante un tiempo hasta determinar su órbita. Si sólo tenemos datos de los primeros días, la cantidad de posibles órbitas es muy grande. Puede que se dirija hacia la Tierra, o puede que no. (Es como si vemos salir un coche por la frontera de Irún y decimos que es posible que se dirija a Estocolmo... Claro que es posible, pero también que se dirija a cualquier otro sitio de Europa.) Si lo observamos durante algún tiempo más, entonces podremos precisar mejor su órbita... y llegará el desmentido de la noticia (o quizá entonces a los medios de comunicación ya les interese menos el tema).
Pensemos que acertar con la Tierra en la inmensidad del espacio es como buscar una aguja en un pajar. Equivale a que una mota de polvo -el asteroide- le acierte a una cabeza de alfiler -la Tierra- en el espacio de toda una ciudad grande -el Sistema Solar-.
Tampoco nos fiemos de lo que vemos en las películas: es imposible que un asteroide del tamaño "del Estado de Texas" sólo se detecte cuando está a ¡¡ una semana de la Tierra !! cuando miles de telescopios lo habrían visto ya meses o años antes.
Pero aun así, el impacto en principio es posible, y como es sabido, ya ha ocurrido alguna vez en la historia de nuestro planeta. De hecho, pequeños fragmentos caen sobre nosotros cada día (las estrellas fugaces), y asteroides más grandes pasan cerca de la Tierra cada año. ¿Qué haríamos si de verdad nos encontramos con un riesgo de colisión?
Desde luego el objeto debería detectarse con antelación. Si no es excesivamente grande, quizá no todo el planeta estuviese amenazado, sino solamente una zona, en la cual se podrían tomar precauciones adecuadas.
Si se tratase de un cometa o un asteroide de gran tamaño, lo mejor sería empujarlo ligeramente cuando aún esté lejos, pues una desviación pequeña a gran distancia, puede convertirse en una desviación de miles de kilómetros al acercarse a la Tierra y evitar así el impacto. En este sentido, la misión Deep Impact, que en 2005 interceptó un cometa a 130 millones de Km de la Tierra, ha supuesto una prueba satisfactoria.
Este es un riesgo natural como lo son los terremotos, huracanes, etc. y por ello existe una vigilancia permanente. Pero no es tan probable como podríamos creer si prestamos atención a noticias sensacionalistas. Y desde luego, por el momento no hay fecha para la próxima colisión.